¿Quién no sueña con sus propias cuatro paredes en un lugar paradisíaco? Se acabaron los hoteles llenos, en su lugar sol, mar y relax tantas veces como quiera. Las ventajas son evidentes: puede diseñar la vivienda exactamente según sus propias ideas, no depende de los precios de temporada y puede irse de vacaciones espontáneamente en cualquier momento. También conocerá la cultura local de una forma completamente distinta a la de un visitante de vacaciones normal. Sin embargo, invertir en su propia propiedad sólo merece la pena desde el punto de vista financiero si la compra está bien meditada. Le explicamos en qué debe fijarse.