La energía solar térmica (sol = sol) convierte la energía solar en calor (thermie = calor). La energía solar térmica se utiliza sobre todo para calentar agua o para calefacción. La conveniencia de sustituir el sistema de calefacción utilizado hasta ahora depende, por ejemplo, de la ubicación y la sustancia estructural del inmueble. Para el agua caliente, se supone que alrededor del 60% de la demanda anual puede cubrirse con energía solar térmica.
Cómo funciona la energía solar térmica
Los colectores solares son necesarios para generar calor a partir de los rayos del sol. Éstas absorben la energía solar y la transfieren al depósito de agua caliente mediante un fluido que circula por tuberías. A continuación, el calor se transfiere al agua del acumulador a través del intercambiador de calor. A partir de este acumulador, el calor puede utilizarse cuando sea necesario, incluso cuando no brille el sol. El líquido enfriado vuelve a los colectores para ser calentado de nuevo por el sol.
¿Cuál es la diferencia con la energía fotovoltaica?
El nombre ya nos dice lo más importante: la palabra «fotovoltaico» deriva del griego phos = luz y del físico Alessandro Volta. Después de Volta, la unidad de medida de la tensión eléctrica pasó a llamarse «voltio». Mientras que la energía solar térmica extrae calor de la energía solar, la fotovoltaica convierte los rayos del sol en electricidad.
También con la energía fotovoltaica hay que equipar una superficie de tejado lo más grande posible para que capte la mayor cantidad de sol. A diferencia de los colectores solares térmicos, en la fotovoltaica hablamos de módulos solares, en los que las células solares están agrupadas. Estas células generan electricidad directamente a partir de la radiación solar, por lo que técnicamente no son comparables con la energía solar térmica.
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